lunes, 16 de julio de 2012

Me tiré a mi empleada


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Esta historia no pasó hace mucho tiempo, mi nombre es Rafael y acabo de cumplir dieciocho años. Ya desde hace un par de años en mi casa viene trabajando Paty, la empleada del hogar que contrató mi padre. Ella tiene alrededor de veintinueve años, es una charapa de buen culo, de cara esta más o menos, labios de mamadora y tetas medianas. Bueno resulta que por casualidades de la vida un día yo abrí la puerta del baño mientras ella se estaba duchando y logre verla totalmente desnuda, desde ese momento no pude quitármela de la mente; tanto así que todos los días que voy a mi academia pre universitaria pienso en ella y mi verga se pone dura. Incluso un día atrape a mi amiga Gladys observando el bulto que se había formado debajo de mi short a raíz de mi erección, me avergoncé mucho y trate te taparme con mi mochila, pero ella simplemente sonrió y volteo la mirada pero bueno eso es otra historia que en otra ocasión les contaré.

Ese mismo día cuando regrese a mi casa mi empleada estaba cocinando, yo me senté en el comedor a esperar mi almuerzo cuando vi que Paty se agacho a recoger una cuchara y pude ver que llevaba un hilo dental negro que me arrecho y me puso la pinga al palo en un dos por tres. Olvide por completo mis tareas y me dedique a observarla, trataba de encontrar la mejor posición para ganarme con su hilo dental o con sus tetas que asomaban a través del generoso escote que usaba. En uno de mis intentos por verla, ella volteo hacia mi y me atrapó con las manos en la masa, hizo un gesto de enojo y se me acercó, yo pensé me iba a meter una cachetada pero no fue así sino todo lo contrario. Mas bien me pregunto con un tono coqueto: “Rafaelito, ¿que quieres que te sirva?” cuando me disponía a responderle alcé la vista y vi que sus tetas estaban muy pegadas a mi cara, solo atine a decirle que me de un poco de pollo.

Luego de comer apurado fui a mi habitación donde me masturbe pensando en ella, luego de dos horas baje a la sala y note que nadie estaba en casa, me fui al cuarto del lavado y vi por la ventana a Paty cambiándose de ropa. Me quede espiándola un momento cuando vi que se quitó su sostén yo me arreche de sobremanera, en ese momento ella se volteo de tal forma que su culo daba hacia la ventana, se bajo la falda y dejó ver esa hermosa tanga negra que intentaba cubrir una jugosa chuchita rasurada. Mi excitación me hizo cometer la torpeza de botar una botella y hacer ruido, eso llamó la atención de Paty, ella volteó hacia la ventana y logró verme, yo me agache pero fue demasiado tarde.

Ella abrió la puerta y muy seria me dijo: “Rafael, ¿que haces aquí? ¿Que estabas haciendo?” yo muy nervioso le dije que no hacía nada, ella me miro fijamente y me dijo que si no estaba haciendo nada entonces porque no me la ayudaba a cerrar su vestido. Así que pase al cuarto de lavado, ella se tapó los senos con una blusa, solo tenia la tanga puesta. Me dijo que me acercara y que le pasara un vestido largo rojo. Le di el vestido y me dijo que cierre los ojos que se lo iba a poner, yo me tape los ojos con las manos pero deje entreabiertos los dedos para poder ganarme con la morocha, a través de mi mano podía observar sus tetas totalmente desnudas lo que me provoco una erección que no pasó desapercibida para ella.

-“¡Wow! Veo que te has puesto contento Rafael, eso me agrada”  me dijó
- “Si quieres te pongo a ti también contenta” le respondí tímidamente
-“¿Seguro?” dijo ella
- “Si, pero tienes que obedéceme en todo” fue mi respuesta
- “Ok acepto” respondió

En ese momento dejando a un lado mi timidez le pedí que me desvista y me mame la verga, ella fiel a su palabra siguió mis indicaciones y se empujo mi pinga de veinte centímetros como si nada. Me metió un mameluco de casi veinte minutos pero se cansó de chuparme la pinga y me pidió le haga una sopita, accedí a sus deseos y le lamí su concha haciéndola gemir de placer, yo metía y sacaba mi lengua sin parar, me excitaba sentir sus jugos en mi boca.

Yo ya estaba listo para cogerme a mi empleada así que me levante, la puse de espaldas contra la lavadora y empecé a introducirle mi pichula suavemente hasta que la sentí totalmente dentro, la empecé a masacrar a punta de pingazos. Su papita húmeda se sentía deliciosa y sus nalgas apretaban mi muñeco de una forma colosal, yo la clavaba sin parar mientras le decía que era una perra, esto a ella la excitaba de sobremanera y me respondía: “soy tu cachera”

Esto me puso más carretón y se la clave fuerte por el culo, mi pinga resbalo y entró en una, ella gritó pero yo la apreté contra mi y la penetre por atrás hasta que me vine en su ano. Una vez que había saciado mis deseos me puse mi ropa y me retire por temor a que lleguen mis padres y nos encuentren desnudos. Ella se fue a su casa pero a partir de esa fecha cada vez que salen mis padres y nos dejan solos tiramos en mi habitación, la cocina, el cuarto de mis padres, la sala. A veces mientras duermo aun ella entra a recoger la ropa sucia y me despierta con una mamada de pinga. ¡La amo!

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